México está ayudando a China a ganar la guerra comercial contra Estados Unidos

Para eludir los aranceles impuestos a sus exportaciones a Estados Unidos, China está aumentando el uso de México como conducto. El foco particular de Beijing está en su mercado de exportación de automóviles. Su motivo no es complicado. Los automóviles y sus repuestos importados de México enfrentan aranceles del 0% al 6%. Mientras tanto, los automóviles y sus repuestos importados directamente desde China pagan el 25%. Mientras China lucha por impulsar el crecimiento económico, una prioridad estratégica para el Partido Comunista de Xi Jinping, la evasión arancelaria tiene sentido. Pero desde la perspectiva de Estados Unidos, debería ser inaceptable. Estados Unidos debería obligar a México a garantizar que no está ayudando a China a socavar los aranceles estadounidenses. El mercado de importaciones estadounidense es demasiado importante para México como para que el presidente Andrés Manuel López Obrador lo ignore. Según el Banco Mundial, las exportaciones con destino a Estados Unidos representan el 78% del mercado de exportación de México. Incluso una pequeña reducción causaría un daño significativo a la economía de México. Si bien el candidato preferido de Obrador lidera las encuestas para las elecciones presidenciales de junio, los conflictos económicos con Estados Unidos podrían amenazar esa ventaja. Estados Unidos podría advertir a México que, a menos que…   introduzca legislación para garantizar la conformidad de China con los pagos de aranceles estadounidenses, Washington impondrá aranceles a uno o más de los tres grandes sectores exportadores de México a Estados Unidos. Se trata de los sectores del automóvil, la maquinaria y el material eléctrico. Las exportaciones se acercan al 45% del producto interno bruto total de México. El país no podía tolerar fácilmente ni siquiera medidas arancelarias moderadas por parte de Estados Unidos. Los automóviles fabricados en China no son tan problemáticos como el fentanilo que China inunda a través de la frontera entre Estados Unidos y México, pero sí representan un esfuerzo deliberado para dañar la prosperidad estadounidense. Son fundamentales para el esfuerzo de Xi de destruir la industria automovilística estadounidense inundando el mercado con coches chinos más baratos. Xi está aplicando la misma estrategia hacia la Unión Europea, lo que se ganó la rara ira del presidente francés Emmanuel Macron, amigo de China. Los coches chinos son más baratos por dos razones. En primer lugar, el dominio sindical de los fabricantes de automóviles estadounidenses y europeos los vuelve ineficientes. Los sindicatos desvían recursos de las empresas productivas hacia salarios y pensiones insostenibles. En segundo lugar, China subsidia descaradamente a sus fabricantes de automóviles, burlándose de las reglas de la Organización Mundial del Comercio. Estos subsidios llevaron a la administración Trump a imponer aranceles a China en primer lugar. Por supuesto, en última instancia no se trata de México. Estados Unidos debería buscar relaciones económicas mutuamente productivas con México. Al beneficiarse de su comercio con Estados Unidos, México ha podido desarrollar su economía, mejorar la vida de su gente y reducir la presión de los inmigrantes de origen mexicano en la frontera estadounidense. Todas estas cosas son positivas. Deberíamos esperar que crezca el comercio con México. Lo que no es positivo es la manipulación de México por parte de China para servir a sus propios fines. Se debe hacer entender a Obrador y su gobierno que Estados Unidos no permitirá que continúen los engaños de Beijing y que Washington tomará todas las medidas necesarias para garantizar que terminen.