El reciente debate presidencial resultó ser un evento desafiante para Joe Biden, con numerosos informes destacando sus dificultades para articular respuestas claras y contraargumentos contra Donald Trump. La ausencia de verificación de hechos en vivo o intervención del moderador permitió afirmaciones no verificadas, dejando a los espectadores para navegar por las afirmaciones de forma independiente. Críticos y artículos de opinión reflejan un consenso de que no hubo ganadores claros, sugiriendo un resultado preocupante para la democracia estadounidense. El debate abordó una amplia gama de temas, incluidos los derechos al aborto, con ambos candidatos criticando las posiciones del otro. Este evento ha generado discusiones sobre la efectividad e impacto de los debates presidenciales en el electorado.
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